miércoles, 17 de abril de 2019

CONSERVAS, ¿DAÑINAS?

El avance de la industria alimentaria ha posibilitado el acceso a muchos alimentos que no nos imagínábamos poder consumir sea por la temporalidad de su oferta o por los altos precios que antes tenían.
Sin embargo hay sectores de consumidores que han levantado su voz ante la presencia de ciertos conservantes o ingredientes que hacen “potencialmente peligrosos” para la salud a determinados alimentos procesados.

¿Es cierto esto?  No hay duda que los alimentos que se venden como conservas requieren de ciertos ingredientes que permiten que se conserven en una lata o envasados, pero hay ciertos abusos como las salsas que dicen ser en base a “queso azul” pero no lo tienen. Creo que lo peor es no informar lo que permite que el consumidor opte por comprar o no esos productos. Hay productos con evidente presencia en exceso de azúcares, sodio o grasas pero de ahí a generalizar y atribuirle a los alimentos procesados y envasados males y daños a la salud que muchas veces no son ciertos es lamentable.
Recuerdo que esto siempre se dio, por ejemplo desde la aparición en el mercado de lácteos procesados en vez de leche fresca que se vendía vía repartidores que llegaban a nuestras casas; recién ordeñada.

Es cierto que todo lo que consumimos tiene presencia de elementos artificiales sea desde la comida que comen las vacas de donde procede la carne que consumimos como las verduras procesadas o tratadas en su crecimiento con determinadas sustancias. Hablar de productos orgánicos o es una quimera o estamos hablando de  productos con precios sustancialmente más caros que la oferta que se vende en los mercados comunes y silvestres.

Justamente anteayer leía al Gerente de una empresa de productos lácteos indicar los esfuerzos de su empresa y de la industria en general de dismi tareanuir la presencia de sustancias potencialmente nocivas pero critica la obligatoriedad de etiquetar los productos casi cómo lo ha tenido que hacer la industria tabacalera. Un exceso sin duda alguna.

Esperemos que la industria alimentaria busque alternativas cada día más sanas o que nuestra capacidad de consumo nos permita acceder a productos orgánicos más caros. Sin embargo creemos que esto último no debe a conducirnos a la idea que solo los que tienen pueden “cuidarse”; esto sería una discriminación terrible.

Finalmente, hagamos también nuestra tarea siendo vigilantes de una industria tan importante como la alimentaria, no solo porque nos provee lo que comemos sino por la importancia que tiene como generadora de puestos de trabajo y divisas.



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