Hay políticos que tras su paso
por el Congreso se convierten en “nada”. La ciudadanía los castiga con su
olvido en muchos casos y con su desprecio en otros.
Sin embargo en esta ocasión me
referiré a alguien que debe ser recordado, no quizás por su paso por el Hall de
los Pasos Perdidos aun habiendo sido Presidente de la Cámara de Diputados y
también alto dirigente de Acción Popular, sino por su trabajo con los Boy
Scouts y por su labor que transformó el centenario Club de la Unión, uno de los
privilegiados vecinos de la Plaza Mayor.
Para algunos quizás esto último
no debería ser motivo de reconocimiento por ser este club una institución
privada; sin embargo se equivocan.
Siendo Presidente del Club de la
Unión, el Doctor Elías Mendoza
Habersperger tuvo la gran iniciativa de acoger a los Clubes Departamentales
en la sede del club y organizar días celebratorios donde cada club
departamental era el anfitrión. Importantes personajes participaron como
expositores y la problemática de cada región (entonces departamento) fue
expuesta, debatida presentándose
alternativas de solución.
Es entonces que la realidad de
las provincias era dada a conocer ante nutridos e importantes auditorios. Ello
desapareció con el tiempo y esas instancias de participación ciudadana también.
Mucho se habla de renovar la
política y la participación de las personas;
pero no se recurre a estas instancias que se convierten finalmente solo en
puntos de encuentro para fiestas patronales o similares.
No solo en Lima existen estos
clubes departamentales sino también los provinciales e incluso distritales. ¿Se
imagina estas instituciones a los que los congresistas deberían ir y recibir
iniciativas y presentar propuestas? ¿Por qué no?
Lima es una ciudad donde solo el
55 % de sus habitantes han nacido en esta ciudad y solo el 28% de los migrantes
se siente “limeño” (datos del observatorio
ciudadano “Lima, cómo vamos”). En mi caso nací en Lima y mi padre era de
Huancayo y mi madre del Callao.
Esto nos hace reflexionar que una
tercera parte de los habitantes de Lima
vive desarraigada y es por eso la importancia de que existan puntos de
encuentro para estas personas que
seguramente añorarán su tierra y sus costumbres. Lo expuesto también explica
muchas veces la conducta de muchos habitantes de la ciudad que no la cuidan
porque “no la sienten suya” y ello al menos es entendible.
Ojalá exista alguna iniciativa
para que el Club de la Unión retome
esa participación valiosa y los clubes departamentales, provinciales y
distritales sean partícipes de la vida democrática como grandes foros donde
salgan soluciones en beneficio de su terruño y del Perú. Preguntémonos nomás ¿qué papel ha desempañado el Club Apurímac en el presente
conflicto de Las Bambas? La palabra de sus asociados no solo es necesaria
sino importante.
Entre tanto, un homenaje al
Doctor Elías Mendoza (Lima, 9 de agosto de 1933); que alguien tome la posta de
su fructífera labor.
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