Un día un amigo suizo me comentó
que le gustaba vivir en el Perú porque “aquí
no se aburría”. Y es cierto, en el Perú pasan las cosas más inverosímiles
en poco tiempo lo que no sucede en ese país. “En tu país suceden cosas en un día, lo que en Suiza sucede en años”,
me dijo con un asombro verídico. Yo a modo de respuesta y con afán de
descuadrar más su entendimiento le respondí, “en el Perú cuando te afirmen que no te preocupes, preocúpate”. Por
supuesto que el estupor fue mayor.
Para quienes no han viajado a
este gran país, el orden es único. No
hay forma, por ejemplo, de que tengas pretextos para llegar tarde a una cita.
El servicio de tranvías, buses o de metro en Zurich llega a la hora prevista sea 12.23
o 19.58 horas. Ello implica que no perdamos tiempo en trasladarnos y nuestras
predicciones sean certeras. “Time is
money” y vaya que en Suiza se ahorra.
Las demoras y pérdidas de tiempo
implican ineficiencias y pérdidas sociales que algunos logran medir
indirectamente pero no con la exactitud que se debería.
En las calles de Suiza no
escuchamos el ruido infernal de los claxons de Lima y terminamos extrañándolos.
Menos, las maniobras de las “combis asesinas” y sus consecuentes muertos.
Pero así como hay orden en las
pistas, hay orden en su Sistema Jurídico y todo lo que ello implica. Por
supuesto que un fiscal figuretti es impensable que exista allá y menos que
alguien pase meses en la cárcel “preventivamente” sin acusación firme alguna. Eso es lo que diferencia una Democracia de
verdad de un “remedo” de ella.
Creo que solo un día al año en
Basel, ciudad donde brilló el Nene Cubillas, hay desorden y es a la medianoche
prevía al Rosen Montag, el lunes anterior al Miércoles de Ceniza. Antes de las
00.00 horas, retumban los cuernos y diversos instrumentos musicales y entran en
tropel a la Plaza de Ayuntamiento desde sus cuatro esquinas. En medio del frío,
los suizos disfrutan esos momentos de desorden y bulla.
¿Alguna vez seremos una Suiza
donde los derechos se respeten y los deberes se cumplan? Estamos a dos años del
Bicentenario y los sueños de los Padres de la República aún no se cumplen y
menos aún las nuevas generaciones saben quiénes fueron Hipólito Unánue, Mateo Pumacahua o Faustino Sánchez Carrión. Qué
desgracia. ¿Algo ha hecho la “Comisión del Bicentenario” que preside el
congresista Sheput o el Ministerio de Cultura que gasta y malgasta miles de
soles sin resultado alguno?
¿Cuándo será el día que dejemos
de vivir en un tiempo atemporal como “el
estoy yendo” o “en cinco minutitos”? En el Perú se puede ser también
puntual para llegar a las citas de cualquier índole pero para ello hay que
destinar muchos minutos previos y sobre todo
tener actitud forjada desde niño.
Ojalá que alguna vez se acabe “la
hora Cabana” (cómo se llamó a las tardanzas del Presidente Toledo), también
enterremos “los cinco minutos o el allá voy” y por supuesto exista JUSTICIA y
no farsas “administradas” ´con tics y parpadeos.
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