martes, 2 de abril de 2019

PABLO MARMOL Y EL VECINO CONDORITO

Hará pocos días unas amistades han regresado tras una semana de paseo en Santiago de Chile. Volvieron gratamente impresionados por el orden, la limpieza, el muy buen servicio de transporte en el Metro, los atractivos de la ciudad  y la muy buena hospitalidad de los chilenos.
Solemos muchas veces prejuzgar sobre las relaciones entre vecinos. Confundimos muchas veces los intereses de Estado y de sus clases dirigentes con los gestos de la vida diaria.
Según mis amistades, tuvieron una grata experiencia, siempre muy  bien atendidas e informadas cuando requerían algún dato o dirección.
Ello me recuerda al finado esposo de mi prima Chela, Miguel Estuardo quien en los años 60s vino al Perú a probar suerte como miles de peruanos lo hicieron en los 90s yendo a Chile.
Miguel era bajo pero de contextura gruesa; diría muy parecido a Pablo Mármol. Tenía una habilidad que le permitió conseguir un empleo rápidamente. Sabía hacer empanadas al estilo chileno. Un día caminando por Pueblo Libre entró a una panadería cuyo propietario era un italiano y preguntó si vendía empanadas chilenas. El italiano le dijo que no y Miguel le planteó hacerlas. El italiano le propuso hacer un par de docenas a modo de prueba. Las empanadas “volaron”. Para ello el dueño de la panadería había quedado en contactarse con Miguel.
Al día siguiente, los clientes reclamaban las empanadas y el italiano no tuvo más remedio que comunicarse con Miguel y ofrecerle una atractiva propuesta de trabajo.
Miguel conoció a mi prima Chela en la panadería, pues ésta quedaba en los bajos del edificio donde vivía mi prima. Al tiempo se enamoraron y casaron.
Miguel pasó a ser de la familia. Un hombre de gran corazón. Quería y respetaba mucho a mi madre. Siempre tenía grandes gestos con ella en fechas importantes como su cumpleaños y también cada vez que nos visitaba. A mi tenía gran aprecio y me paseaba en su moto 125 cc que se compró con sus ahorros.
Miguel supo superarse y terminó siendo distribuidor de la fábrica Laive. Compró su casa en Miraflores y una de playa en el sur de Lima. Una persona emprendedora y con muchas aspiraciones. Lamentablemente murió relativamente joven. Qué Dios le tenga en su Gloria.
Los chilenos saben que nuestra comida es muy buena y lo dicen siempre, a pesar que algunos dicen que el Pisco y el Suspiro Limeño son suyos; como nosotros alabamos el gran civismo de ellos.
Creo que en una sana convivencia se pueden limar finalmente una serie de desencuentros históricos. Conozco gente que vive en Chile y sé lo bien que la pasan allá como mis amigos del colegio Carlos Larrañaga y Lalo Bendezú así como mi gran amiga Susanne Biehler, una alemana que escogió Chile como su segunda patria, casada con chileno vive muy feliz allá con sus tres hijos. Mencionaré también a una amiga de ella, Carito, a quien conocí en su estadía por Lima, una joven de muy buen conversar.
Finalmente mencionaré a  mi “vecina” Soledad Pérez con quien siempre intercambiamos saludos quien vive feliz con su pareja y su hija que ya debe haber iniciado sus estudios al concluir el Bachillerato.

Un gran abrazo a mis amigos y vecinos del sur. Que todos seamos portadores de un mensaje de paz y de amistad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario