Vino a compartir con nosotros
cuando tenía 8 semanas de vida. Fue justo cuando “su hermana” Irina cumplía 8
años.
Me estoy refiriendo al gran Tobi Bonaparte Papayita. Poodle de
grandes ancestros e hijo de Paquito y
Panchita de cuya unión nació un 20 de enero, al igual que sus hermanos Coquito y
Pochita.
De andar garboso Tobi siempre ha
sido un personaje. Desde cachorro mostró una gran inteligencia y habilidades
que lo hicieron diferente. Siempre gregario, le molesta quedarse solo o que no
le presten atención. Su momento más feliz es cuando acompaña subido en un
sillón a sus “familia humana” a ver Neflix.
Claro está, siempre se adelanta a todos para escoger el mejor sitio. Y cuando
es de salir en carro, sabe bien en cual irá. Si es en el de su “mamá humana” ya
sabe que irá sentado en el asiento pero si es en el de su “tío” se acomoda
nomás en el suelo.
Como su hermana Irina siempre ha
tenido “diente fino” y comparte las comidas en familia. Sus preferidos son las galletas Pedigree, los doguitos Dinty
Toy y su carne de cordero de Dog Chow.
Pero jamás come sus galletas sin pollo. Le encanta el “maná sin dulce”,
el pan ciabatta recién horneado, el omelette de champiñones, la yema del huevo,
los chicharrones y tamales, ambos los domingos.
Otros de sus manjares son las
flores de las cucardas las que come con gran gusto. Y no solo eso, le gusta
oler todas las flores del jardín.
Como todo “bebe” era travieso y
en algunos momentos ocasionó más de una avería. Se convirtió en compañero
inseparable de Irina yendo a los paseos y caminatas que se organizaban.
A los nueve meses fue por primera
vez al spa y tuvo su primer corte de pelo. Al salir casi no lo reconocimos. Se
les había pasado un poco la mano y estaba “pelado”.
Tobi es dueño de los sillones y
no duda en subirse a la cama para descansar “a pata suelta”. Aún puede dar
saltos para subirse. Sabe lo que es ser
veloz y feroz también. Cuida a Irina con esmero pero es cuidadoso de no hincar
con sus contundentes caninos; fiel al lema “Feroz pero Cuidadoso”. Una vez sus
dueñas se olvidaron de cerrar la puerta de la casa y se mantuvo en la puerta
sin dejar pasar a nadie. También acompaña a Irina hasta que ella termina de
estudiar.
Con los años no ha perdido las
ganas de saludar a la vecindad y alegrarles el día con cariñosos saltos. Sin
embargo es poco paciente y no le gusta que lo carguen. No aguanta “muchas
pulgas” y pronto amenaza mostrando los dientes. A los perros pequeños no hace
caso alguno pero si ve a uno grande merodeando por sus “propiedades” comienza a
gruñir fieramente. Es enemigo acérrimo
de los gatos y palomas así como de los Snauzer. No los pasa por nada.
Para Tobi el líder de su manada es Chema a quien
solamente le permite que le limpie los ojos y peine. Sin embargo a nosotros nos
gratifica con sendos lengüetazos cada vez que se lo requerimos.
Siendo ya adulto sufrió un ataque
de un Pastor Alemán lo que le impidió tener descendencia pero no por ello dejó
de ser bravo marcando su territorio no
menos de 18 veces cuando sale a pasear.
Tobi adoptó al Tribi a quién le dio su apellido y con
ello posibilitó que éste fuera a trabajar a New York en el negocio de su madre
Panchita. Gran gesto.
A los 11 años Tobi sigue vital.
Va cada dos semanas al spa y diariamente a la voz de “¿quién se va?” sale a dar sendas caminatas, en la mañana y en la
noches; sea cuando está en Magdalena o en su otra casa en La Molina.
Así es Tobi, todo un personaje. Larga
Vida al Gran Tobi Bonaparte¡
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