Ayer el analista Santiago Carranza Vélez se preguntaba sobre las motivaciones de una facción de la derecha, señalada como "dinista", la misma que ya ha sido señalada como tal tanto por Luciano Revoredo y como por Fernán Altuve hace ya buen tiempo.
Aquí ya no caben ingenuidades. Creer en las buenas intenciones de la continuación del castillismo solo traerá como consecuencia lo que le pasó a Doña Creía, o sea "morir" tras recibir un buen bacenicazo en la cabeza.
La reciente puesta en evidencia de la complicidad del ex Comandante General de la Policía Nacional con el ladrón golpista nos hace pensar sobre cómo pudo no saberse esto en las más altas esferas del gobierno. ¿Tardaron 103 días para darse cuenta de su complicidad? ¿O es que hay algo más que ya está saliendo a flote?
Entre tanto hay dos graves acusaciones contra la actual Presidente y quien fue casi 17 meses ministra del ladrón. Ambas han sido negadas tanto por ella como por su ex abogado y hoy Primer Ministro. ¿Le creemos a este supuesto ingenuo?
¿Cómo es posible que el Estado siga preñado con castillistas y vizcarristas? ¿Todo lo que está pasando tiene alguna relación con el inmovilismo para enfrentar la subversión terrorista? ¿Por qué no se proscribe al sindicato prosenderista? ¿Hasta cuándo no se esclarece lo qué sucedió el 7 de diciembre del añó pasado? ¿Por qué no están detenidos los cómplices del golpe?
Ya da risa cómo supuestos "patriotas", hoy defensores de Boluarte, nos acusan de querer que regrese Castillo. ¿Qué los mueve?
Volvamos a la pregunta inicial. ¿Estos caballeros lo hacen por la estabilidad del Perú o porque hay algún motivo subalterno?
No seamos babosos o siquiera ingenuos. Lo cierto que hay quienes juegan "su partido" y creen que no nos damos cuenta.
Nada está dicho. Cualquier cosa puede pasar en el Perú como que sea noche a las 12 del día o les llueva el estiércol de la corrupción a los dinistas, descendientes de Doña Creía.
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