OTRA VEZ PUNO

Quien nunca ha estado en Puno quizás se deje llevar por la bronca de ver cómo una turba de aymaras -peruanos como nosotros- condujeron a la muerte a seis soldados peruanos. Ello los hará pensar - y con mucha razón- que estamos ante un pueblo enemigo de sus hermanos, envenenado por mensajes de odio y mentiras.

He estado muchas en esa hermosa y telúrica tierra, cuyo paisaje del lago Titicaca la hace incomparable. Conozco gente buena como mi amigo Ciro, un hombre probo y creyente; los empresarios Maricela y Jorge, esforzados y trabajadores; nobles como la finada señora Rosa, madre de unos amigos; leal e idealista como Gustavo,  un político de estirpe; por citar a unos cuantos.

Mi madre se sorprendía cómo un pueblo piadoso como el ayacuchano había engendrado a sendero luminoso; yo me sorprendo cómo Puno puede cada cierto tiempo explotar y producir "aymarazos" o actos execrables como el del domingo pasado y equivocarse una y otra vez eligiendo a ladrones e incapaces. ¿Alguna vez hemos escuchado reclamarles por el dispendio y robo de recursos? ¿O acaso Aduviri es un "lunar"?

¿Qué hace que suceda esto? Quizás sea que el mensaje de odio de los ochentas se inoculó en el alma de muchos y este proceso se refuerce por la prédica de "maestros, curas y comunicadores comunistas" infiltrados en escuelas, púlpitos y medios de comunicación.

Sino, cómo explicamos la destrucción, saqueos y muerte que se vienen dando no de ahora. ¿Qué papel juega el contrabando, la mineria ilegal, la trata de personas y el narcotráfico? ¿Por qué la población no se rebela contra esta  forma de vida ilegal? ¿Qué papel juega Bolivia y el proyecto secesionista del narcoterrorista Evo Morales?

Es hora que la gente buena de Puno se levante y diga basta. Entre tanto desde las más altas instancias del Estado se debe reprimir con severidad a los cabecillas de esta algarada subversiva. Los asesinos -todos- deberán pagar por la muerte de los seis soldados. No unos cuantos? ¡todos! Que unos cuantos y cómplices no busquen "explicaciones sociológicas, menos apelen a "500 años de explotación". Japón en 1945 quedó arruinado tras la Segunda Mundial y 19 años después organizó una Olimpiada. El atraso y pobreza se puede combatir empezando por elegir a autoridades capaces y honestas y erradicando el comunismo en todas las instancias del Estado y Sociedad.