Mucho se ha dicho y escuchado sobre el pernicioso y delictivo actuar de las constructoras brasileñas y sus cómplices en el Perú en el caso bautizado como "Lava Jato".
Van aproximadamente siete años desde que el Perú se enteró de las tropelías de delincuentes "de cuello y corbata" que saquearon el erario nacional permitiendo o siendo parte de un sinnúmero casos de corrupción.
Pero como era muy "rochoso" dejar de hacer algo se encargó a "un equipo especial" que investigará y acusara a los causantes del mayor robo en la historia del Perú.
Sin embaego hasta la fecha no hay ningún condenado; varios ex presidentes están investigados (Toledo, Humala, PPK y Vizcarra) y la ex alcaldesa de lima Susana Villarán a pesar de haber reconocido ser ratera se pasea libremente, cómo si nada. ¿Que ha sucedido con "los colaboradores eficaces"?
Bandas criminales no han sido desarticuladas; sus cómplices siguen aún en el anonimato y los que están siendo procesados son "favorecidos" por "olvidos y presuntas incapacidades" de quienes los acusan. "Casualidades". Como diría mi finado amigo Tano Bártoli, "dejáte de joder".
En algunos países del Asia como China los funcionarios corruptos son condenados a muerte. Quizás no dejen de haber otros casos de corrupción pero desde ya medidas draconianas son no solo punitivas sino desincentivan a la corrupción o al menos hacen "pensar" a los delincuentes.
Ya van 19 días desde la llegada del delincuente extraditado Alejandro Toledo y hasta ahora "no hay novedad en el frente". ¿Sabremos la verdad algún día sobre las raterías de decenas de cacos?
Permítanme ser escéptico pero no niego la posibilidad de que estos delincuentes terminen sus días en la cárcel.
La corrupción no solo ha traído pobreza sino ha emputecido la Sociedad al punto que la miramos con cierta laxitud al punto de decir que "no importa (si el corrupto) hace obra".
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