Los fatídicos años 80s nos dejaron como herencia los ataques del terrorismo y una grave crisis socioeconómica.
Los terroristas atacaban no solo en el campo sino en las principales ciudades incluyendo Lima. El sistema de justicia era incapaz de combatir el terrorismo y los pocos fiscales y jueces que cumplían con su deber eran amenazados de muerte e incluso asesinados.
Las cárceles eran, a decir de los propios terroristas, "luminosas trincheras de combate" controladas por ellos desde donde se planeaban atentados, asesinatos y otros excecrables delitos.
Con la asunción del nuevo gobierno del Presidente Fujimori esto comenzó a cambiar. Al igual que hoy sucede en El Salvador, se "tomó el toro por las astas". Se establecieron rigurosas leyes antiterroristas, se crearon tribunales ad hoc, los jueces encargados de casos de terrorismo eran anónimos ("sin rostro") y las cárceles fueron de nuevo tales. Era un momento excepcional que requería una respuesta similar.
Las cárceles fueron intervenidas, los terroristas fueron sometidos a un duro régimen carcelario y los enjuciados fueron condenados a severas penas. Las dos organizaciones terroristas fueron descabezadas y sus principales mandos recibieron cadenas perpetuas. La Policía y las Fuerzas Armadas cumplieron su deber.
¿Quiénes se opusieron a estas medidas? Para quienes se olvidan, fueron oeneges de "derechos humanos", fiachadas subversivas (Socorro Popular, los llamados abogados"democráticos, cierta prensa como Cambio y El Diario, entre otros) así como tontos útiles que salieron en defensa de los "derechos" de los subversivos ante "el abuso del Estado". Como no olvidar a Javier Valle Riestra, a Popi Olivera y a la gran mayoría de parlamentarios comunistas que convirtieron al Congreso en "caja de resonancia" del terrorismo.
El Perú vive de nuevo el ataque de peligrosas organizaciones criminales que matan, secuestran, extorsionan, roban, explotan mujeres, trafican con drogas y cometen un sinnúmero de delitos; cuyo planeamiento y órdenes se dan en las propias cárceles que otra vez nos hacen recordar los aciagos años 80s.
¿Qué hace el Sistema de Justicia, el Congreso, los Ministerios del Interior y Justicia (del cual depende el Instituto Nacional Penitenciario INPE)? Muy poco, casi nada.
Por cierto todo lo hecho en los 90s fue desmontado en los últimos 23 años "gracias" al caviaraje que no duda en llamar al terrorismo como "conflicto armado interno", ha reescrito la historia reciente y ha acuñado la palabra "terruqueo" para victimizarse y encubrir su complicidad.
Hoy no queda otra que volver a las recetas de los años 90s que tan bien aplicó el Presidente Fujimori e incluso si fuera necesario, aplicar medidas extremas aunque ello implique salirnos de la competencia de la llamada "justicia supranacional".
No podemos permitir que sigamos siendo atacados por la delincuencia. Actuemos; ahora o nunca.
Presidente Boluarte, usted es la responsable de dar las órdenes para combatir el delito. Junto a ella, el Presidente del Poder Judicial y la Fiscal de la Nación les toca su parte.
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