Cuando estaba en quinto de secundaria el hoy sacerdote Pepe Zegarra siempre nos hablaba de formular un "Plan de Vida. A muchos sonaba soso y ya cansino que nos lo repitiera con tanta frecuencia; sin embargo con el paso de los años nos dimos cuenta que no solo era necesario sino imprescindible.
La vida personal sin un norte no llega a buen puerto y menos si no está guiada por valores y si en el camino no tenemos la flexibilidad de cambiar el rumbo pues no estamos exentos de cometer errores o tomar decisiones que en el largo plazo terminan siendo inconvenientes.
En el camino nos acompañan gente de todo tipo; buena, mala, interesada o fieles amigos. Como todo hay que que saber escogerlos y saber escuchar consejos, llamadas de atención y ser cuidadosos al escuchar las lisonjas y el aplauso fácil.
A lo largo de los años hay "ideas que cambian nuestra vida", para bien o para mal. Estar alertas a ellas nos llevará a cumplir nuestros objetivos y metas. Así funciona no solo a nivel personal sino a nivel de la sociedad. Las ideas hay que saber "comprarlas o venderlas", según sea el caso. En la mayoría de los casos "no hay una segunda oportunidad". Hay empresarios o políticos que aprovecharon una idea y la transformaron con tesón y trabajo en imperios exitosos o en alternativas que generan bienestar
Las ideas por cierto no se producen de la nada sino son resultado de la experiencia y de alguna innata capacidad de quien las genera. Aprovecharlas implica saber ser grato con quienes nos la confiaron de buena voluntad.
La gratitud es un valor que se expresa no solo con "un gracias" sino con una sincera predisposición a corresponder a quienes nos favorecieron.
Así pues en la vida no solo hay que aprovechar las circunstancias favorables que se nos presentan sino ser grato con ella y con nuestros semejantes.
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