Cuando era niño la figura de un policía la visualizaba en los papás de dos amigos. Uno era de la Guardia Civil, el Capitán Cabrera, y el otro de la Policía de Investigaciones, el Comisario Miranda.
Dos personas ejemplares a los que los vecinos respetábamos y queríamos. Eran los años 60s y mediados de los 70s.
Algo, sin embargo ocurrió en los primeros días ee febrero de 1975. Un agravio de un oficial del Ejército a un policía en servicio desencadenó una protesta y una consiguiente huelga policial que el dictador sofocó a sangre y fuego. Nunca se supo cuántos muertos hubo.
En la mañana del 5 de febrero de 1975 se desató el caos. Nunca se supo si fue una asonada que fue desatada aprovechando la ausencia policial, algo planificado por la antipatria o fue producto de las circunstancias. Lo cierto que hordas incendiaron y quemaron el diario Correo, el Centro Cívico, el Círculo Militar', saquearon el Jirón de la Unión e intentaron quemar los diarios Expreso y Extra, entonces "mastines" del dictador. Al no poder lograrlo fueron a saquear el más grande supermercado de la capital, Scala Gigante ubicado en la Avenida Alfonso Ugarte. Ahí acabó todo, a sangre y fuego.
Se acusa a algunos dirigentes apristas de haber instigado esta insania. Sobre esos días ha escrito un dirigente de entonces Manuel "El Pato" García, ya fallecido.
La asonada del 5 de febrero fue el punto de inflexión de la Primera Fase del Gobierno Militar. Meses más tarde la Fuerza Armada dispondría al dictador Velasco.
Pasaron los años y las heridas se fueron cerrando hasta que en 1988 el Presidente Alan García unificó las tres instituciones policiales (Guardia Civil, Policía de Investigaciones y Guardia Republicana). Los entendidos señalan que ello fue un error que lo venimos pagando aún . Fue un golpe contra la especialización y la mentada unidad no llegó a concretarse por largo tiempo por diversos motivos, desde los de orden técnico hasta los personales.
La Policía Nacional del Perú enfrentó, desde cuando estaba dividida en tres Instituciones hasta su reunificación, al terrorismo con una gran cuota de sacrificio y sangre. Sinchis, Llapan Atic, DINOES, SUAT, Aguilas Negras, DINCOTE, GEIN y otras unidades de élite así como toda la Policía fueron parte de una época heroica en la que finalmente se derrotó al terrorismo.
Con el tiempo, la Policía Nacional no pudo sustraerse de la crisis moral que abate a nuestro Perú . Sin embargo algunos malos mandos o integrantes de ella no pueden manchar el Honor de una Institución; cuyos integrantes dan lo mejor de sí en las ciudades; en los alejados parajes de nuestra Patria; en Navidad; cuando estamos descansando en la playa, un salvavidas nos está cuidando o cuando algún delincuente pone en riesgo nuestra integridad, siempre habrá un Policía Nacional presto a defendernos con el arma que la Sociedad ha dado.
Desgraciádamente oscuros intereses del comunismo asesino y sus cómplices intentan desacreditar a nuestra Policía Nacional al igual que en los años del terrorismo. Ayer les decían "genocidas" y hoy los violentistas y sus cómplices pretenden destruir la moral se los policías; desarticularla so pretexto de "una reforma" y no contentos con ello descabezarla contraviniendo las normas y reglamentos que rigen la sucesión de su Cadena de Mando.
No es posible que un Accesitario que representa a una minoría de minorías quiera eregir a categoría de "héroes" a dos antisociales que murieron aparentemente a manos de otros violentistas cuando intentaban sembrar el caos mientras ni siquiera ni él ni el Ministro del Interior han visitado a los más de 90 policías heridos por la acción subversiva, instigada por una prensa basura, por políticos que le hacen el juego a la subversión y por intereses varios a quienes les unen su deseo de destruir a la Sociedad y sus Instituciones.
Hoy nos enteramos de un gesto de honor de tres oficiales Generales Velasco, Lam y Rojas quienes no solo deben volver a ser parte del Alto Comando sino que este cogobierno caviar-comunista debe evaluar dar un paso al costado.
Nunca más se debe enfrentar a nuestras Instituciones y menos permitir que se siga atacando a los pilares de la defensa de la Patria.
Su legitimidad está mellada. Ni Sagasti ni Vásquez nos representan¡
Viva la Policía Nacional.del Perú ¡
Viva el Perú!
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