martes, 20 de diciembre de 2022

ESTA DEBIO SER LA IMAGEN DE QATAR 2022

 


Ayer la columnista del diario El Comercio María Cecilia Villegas se preguntaba por enésima vez "cuándo se jodió el Perú". Esta pregunta se podría responder tras constatar la pérdida de valores de una sociedad que aplaude fetiches e íconos creados y que representan a seres humanos que son simplemente escoria de esa sociedad. Qué decir de aquella gente que protesta contra manifestaciones como la fiesta taurina pero reclama como derecho asesinar seres humanos concebidos.

Lo que sucede en el Perú no son hechos aislados. El mundo corre rumbo a un descalabro moral y de esto no se escapa el fútbol, en el cual se aplaude "el éxito" aunque sea obtenido con fraude o a quienes son parte de "los ganadores", así sean unos pobres diablos como el arquero argentino Martinez, quien al recibir el trofeo como "mejor arquero" del mundial hizo un gesto obsceno, razón suficiente para que la FIFA le retire un premio por demás cuestionable e inmerecido. Bono de Marruecos y Jojovic de Croacia fueron los mejores y ni qué decir de las cuatro épicas tapadas del arquero japonés Honda contra Alemania (en una misma jugada).

¿Podemos esperar algo de una afición como la argentina que aplaude títulos obtenidos con fraude o endiosó a un cocainómano que recurría al doping para seguir jugando al final de su vida deportiva e incluso hasta creó una "iglesia maradoniana". Solo una afición envilecida podría aplaudir a Martínez y callar vergonzosamente ante lo sucedido o aceptar su justificación ("hice eso porque fue una respuesta a la soberbia francesa"). 

Qué importante hubiera sido resaltar a Inglaterra y su premio al Fair Play, el gesto del equipo ecuatoriano (persignarse)  al salir al campo para enfrentar a Qatar o el saludo del entrenador japonés Moriyasu con una reverencia ante su hinchada como una muestra de "disculpas" por la derrota ante Croacia. 

Cuánta falta hizo un jugador como el senegalés Sadio Mané que desgraciadamente se lesionó dos semanas antes del mundial. Mané no solo es un gran jugador sino un ejemplo como persona (dona gran parte de sus ingresos a la gente  pobre de su país). 

No hay duda que quien debió estar presente en Qatar fue Mané y no el tal Martínez.



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