domingo, 25 de diciembre de 2022

HOY ES NAVIDAD

 


Ayer fue Noche Buena, hoy es Navidad. Días en los que nuestros corazones se llenan de júbilo por el Nacimiento del Niño Dios.

Quienes somos católicos recordamos al Dios hecho Hombre que nació por obra del Espiritu Santo del seno de la Vírgen María en un hogar de Belén, del cual era parte un humilde carpintero, San José, que recibió el encargo bendito de cuidar a Jesús como padre. Esa es la visión de Familia que tenemos aquellos que creemos en la conservación  de costumbres y valores; no aquella que pretenden imponer grupos minoritarios con el silencio cómplice de algunos miembros de la Jerarquía que avalan una agenda perversa, los que con so pretexto de la tolerancia se convierten en cómplices y tontos útiles.

La Noche Buena y la Navidad fueron siempre días de paz y unión en mi casa. Mi madre siempre hizo mucho con muy poco; no solo la cena que compartíamos sino incluso sus exquisitos panteones tipo genovés.

En mi casa siempre aprendimos a agradecer a Dios y a guardar costumbres como ir a la Misa del Gallo, adorar el Pesebre del Nacimiento hecho en casa,  escuchar los Villancicos cantados por el Coro del colegio José Pardo y el compartir algunos regalos que simbolizaban el fruto del esfuerzo de nuestros padres.

Hoy han pasado muchos años de nuestra infancia. Muchas cosas han cambiado y no para bien; por tanto volvamos sobre nuestros pasos y recuperemos los principios y valores que hicieron grande a nuestro Perú, exijamos que quienes sean nuestros Pastores sean los que difundan la verdadera Palabra de Dios y no quienes funjan de cómplices de agendas aberrantes, de muerte y del odio comunista

Que el Santo Evangelio según San Juan (1,1-18) guíe nuestros pasos hoy y siempre 


En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio d él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

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