Fui a Puno por primera vez en 1986 cuando no había la infraestructura turística que hay hoy (gracias a inversionistas privados peruanos y extranjeros) y menos aún las carreteras, el servicio de embarcaciones hacia las islas de Taquile y Amantani y el tren que une con Cusco.
Viajar en aquella época era un auténtico "viaje de aventura". Hoy muchas cosas han cambiado y para bien. Un importante porcentaje de la PEA tiene algún vínculo con el turismo y pese a ello no pocas veces (al igual que en Cusco) hacen paros y protestas (con bloqueos de carreteras) ahuyentando con ello a muchos turistas extranjeros y nacionales.
Las razones de ello son muchas veces valederas. El "gran culpable" de esta situación -según los instigadores"- es el centralismo del Gobierno Nacional, lo que termina siendo una gran pretexto, una verdad a medias. Puno elige en forma irresponsable a gobernadores regionales y alcaldes no solo incapaces sino corruptos; al igual que votaron en forma mayoritaria por el ladrón Castillo. ¿Acaso hemos escuchado siquiera un mea culpa?
Puno no es solo la ciudad del mismo nombre sino la pujante Juliaca, las históricas Juli, Pomata, Lampa, Sicuani y otras ciudades, además de destinos turísticos como Anapia, Capachica, Chucuito y otros lugares donde se ha desarrollado el turismo alternativo. Puno como destino podria ser un lugar donde un turista podria quedarse dos semanas sin tener que ir a Bolivia o a Cusco pero hasta ahora sus autoridades hacen muy poco para ello.
Hoy en día Puno vuelve a ser motivo de preocupación. Sectores violentistas vinculados al narcoterrorista boliviano Evo Morales están promoviendo la anexión de esta región al vecino del altiplano. No les bastó meternos en la guerra del Pacífico, en la cual terminanos perdiendo Arica y Tarapacá; ahora pretenden arrebatarnos importantes reservas de litio y el dominio del lago Titicaca y de importantes cuencas hidrográficas, como resultado de la anexión de esta región junto con otras del sur andino.
Detrás de esta estrategia está el proyecto castrichavista que se expresa en el mamarracho llamado Runasur. Sin embargo aún en el Perú no tomamos conciencia de este peligro que se cierne sobre la soberanía e integridad de nuestra Patria. Ya es hora que se actúe con firmeza contra las intenciones bolivianas y frente a la presencia desestabilizadora de elementos extranjeros vinculados al castrochavismo.
No hacerlo sera motivo para que en corto plazo estalle un conflicto secesionista de incalculables consecuencias. No olvidemos lo que ha pasado en los 90s en los Balcanes y en estos ultimos años en Ucrania. No olvidemos tampoco los graves problemas que afectan a nuestra seguridad como son el contrabando desde Bolivia ("la culebra"), la mineria ilegal (Rinconada), el narcotráfico y la trata de personas.
Recordemos que hay sectores interesados no en solucionar los problemas que afrontan en Puno sino en profundizarlos para crear las condiciones en enerven una explosión social que sirva para los intereses secesionistas. Es importante que se hagan las obras prioritarias pero a la par reprimir con dureza a los traidores y a los agentes extranjeros que están detrás de los operadores violentistas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario