No pocas veces he escuchado a muchos decir que están hartos de la situación que vive el Perú. "Basta ya de confrontaciones" dicen algunos como si parar de luchar contra los incapaces y corruptos es una salida para sentirnos "tranquilos".
Qué craso error tratar de mirar a otro lado y encerrarnos en nuestra burbuja de cristal como si tarde o temprano no tendremos que afrontar las consecuencias de nuestros silencios cómplices. Se yerra no solo por acción aino por inacción; sino pregunten a los venezolanos que creyeron que el castrochavismo no los obligaría finalmente a escapar de un infierno.
Ayer me di una vuelta por Miraflores y muchos locales estaban llenos. Bien por ello pero los que brindaban alegremente parecieran no darse cuenta que la crisis golpea a muchos y si seguimos así el zarpazo comunista pronto será sentido por aquellos que aún pueden usar su tarjeta de crédito.
Sin embargo en muchas redes sociales leemos como algunos tontos útiles difunden las mentiras comunistas con las que tratan de atemorizar o simplemente bloquear todo intento de oposición. ¿Será que les gusta vivir asustados y agachando la cabeza?
Bien dice el dicho que las cosas se ponen feas no solo por la acción de gente mala sino por la inacción y silencio de sobre todo de la gente buena.
Ojalá que no sea tarde para que estas últimas personas se den cuenta de ello y actúen.
Es cierto que cada uno de nosotros tenemos nuestros problemas pero éstos serán más fuertes si nos tapamos los ojos y callamos. El día que perdamos la capacidad de indignarnos, ese día habremos perdido la posibilidad de vivir libres.
Hace 63 años los cubanos viven esclavos del comunismo y sin la posibilidad de recobrar la libertad. ¿Queremos ser como ellos? Ni siquiera aquellos que dicen que "Cuba es un paraíso" quieren vivir con las restricciones de bienes que viven los cubanos y ni nos imaginamos que podamos adolecerlos (como por ejemplo una barra de jabón).
Vayan estas reflexiones a aquellos que piensan que "debemos obviar la política y vivir felices". Nadie puede vivir feliz en un país que se está perdiendo por el odio, la corrupción y la promoción de agendas aberrantes y de muerte.
Como diría Brecht, que luego no se quejen aquellos que no pensaron ser afectados por el drama que vive el Perú. Cuando miren a sus costados no encontrarán a nadie que vaya en su auxilio. Ese día empezará la larga noche de la cual no saldrán ni nuestros nietos.
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