martes, 13 de diciembre de 2022

¿RECODO?

Cuando vemos la transmisión del Pleno del Congreso de la República pareciera que hubiéramos regresado al pasado por "un túnel del tiempo". Los herederos ideológicos de los cómplices del terrorismo de los 80s vuelven a la carga como hace más de 40 años.

Los Diez Canseco, Dammert, Espinoza y otros transformaron las cámaras parlamentarias en cajas de resonancia de las acciones terroristas. Hoy los Bellido, Bermejo, Portalatino, Dávila, Quito y otros son no solo instigadores de la algarada comunista que busca arrasar el Perú sino cómplices de las acciones de los grupos fachadas del terrorismo con el cuento de que el clima de violencia que vivimos es parte de "légitimas protestas  sociales". Eso mismo se decía en los años 80s; a los terroristas se les señalaban como "luchadores sociales " y a los execrables actos que cometían se consideraban parte de "las luchas del pueblo".

Hoy vemos a una Presidenta que no reacciona y el Perú arde por el accionar de grupos violentistas con la promoción de algunos medios de comunicación que hacen parte diario de ello. En 1980 -año del inicio de las acciones terroristas- estuvo a cargo de la presidencia Fernando Belaúnde quien en vez de tomar "el toro por las astas" dijo que los terroristas eran "abigeos". Hoy se llama al "diálogo".

Estamos en un momento dramático que requiere respuestas contundentes por parte del Estado. Si permitimos que prosigan las tomas de carreteras, destrucción de bienes públicos y privados (aeropuertos de Andahuaylas y Arequipa, ataques a medios televisivos (Pamamericana y América) así como la planta de la empresa Gloria), incendios de comisarías y las acciones de amedrentamiento contra la ciudadanía; entonces estaremos dando pie para que los grupos terroristas avsncen en lo que ellos llaman "lucha armada". 

Esto no es gratuito. Es parte del odio esparcido por el comunista Castillo y el "muchachito tonto" Torres en los mal llamados "gabinetes descentralizados"

La situación  amerita un estado de excepción y el uso de medidas y sanciones que sin embagues combatan a los subversivos; ¿o estamos esperando que prenda la pradera y destruyan el Perú? Basta de ingenuos y tontos útiles que piden "diálogo" mientras los primeros muertos  son llorados por sus deudos. En los 80s y 90s murieron entre 40 y 70 mil personas.

¿Será que estamos dando la vuelta al recodo del que hablaba el genocida comunista Guzmán? Cuidado con las alertas de hace buen tiempo con las que los periodistas Hugo Guerra y Fernando  Rospigliosi refirieron sobre una probable "guerra civil" entre una mayoría demócrata y una minoría comunista subversiva.

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