Tras las diversas denuncias sobre la participación de los cabecillas de la algarada comunista, que trajo consigo la muerte de 26 personas, no queda duda alguna que las motivaciones de estos delincuentes terroristas no eran sino traer caos, miseria y muerte.
Llamar "protestas sociales" a lo sucedido tras la caída del regimen corrupto e incapaz es simplemente repetir lo dicho hasta el cansancio por los cómplices del terrorismo de los 80s y 90s, cuando estos miserables hablaban de "conflicto armado interno". Bien claro lo ha dicho el General Arriola, Jefe de la Dirección contra el Terrorismo de la Policía Nacional quien en una entrevista publicada en el diario Expreso ha señalado a grupos terroristas como los responsables de la algarada subversiva y con igual "precisión" desde la caviarada se señala a la acción de la Policía y las Fuerzas Armadas como parte del accionar de "la derecha represiva". Hasta para eso son cobardes. Su simpatía cómplice la esconden con las mismas palabras qu usaban los socios del terrorismo en los años 80s
Estas dos semanas de zozobra es parte del plan comunista que se urdió en Palacio de Gobierno con el apoyo desde el Estado. Todo lo sucedido es "gracias" al discurso de odio de Castillo, sus ministros, los congresistas comunistas y todos los operadores que visitaron Palacio de Gobierno desde hace buen tiempo.
El plan golpista era cerrar el Congreso y si no se daba ya estaba lista la fuga de Castilo (léase asilo). Ambos escenarios fracasaron y lo que siguió fue el caos y destrucción.
Decir que ello es producto de la miseria y exclusión es una gran mentira. Nada se va a solucionar con destrucción pues esto afecta primero que a nadie a los mismo pobres extremos.
Y si no fuera así, ¿por qué nunca esas hordas terroristas "han protestado" contra los robos desde el Estado y en particular desde los Gobiernos Regionales y Locales? Decenas de gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales han robado a manos llenas en vez de hacer obras que la ciudadanía reclama. Sin embargo, ¿dónde están las protestas contra los ladrones y cómplices del más grande robo en la Historia del Perú (cometidos por las constructoras brasileras, las agrupadas en el Club de la Construcción y tanto mercantilista que no solo no levantaron la voz de sino no acturaron por cobardía).
En esta coyuntura vemos que a diferencia de los años 80s ahora los subversivos van en alianza con el accionar de grupos ilegales que los financian y/o son socios de los mineros y taladores ilegales, narcotraficantes y elementos vinculados al contrabando y a la trata de personas. En ese círculo vicioso se mueve mucho dinero que ha apoyado a varios gobiernos en los últimos años y por cierto al comunista Castillo. Todos ellos son "informales" porque se mueven al margen del Estado pero ante todo son ilegales que nunca van a formalizarse. Querer dialogar con ellos o buscar que "se formalicen" son quimeras de gente "bien intencionada" que resultan tremendos bobalicones o simplemente son "topos" de esos delincuentes que fungen de sus voceros.
Por tanto querer seguir insistiendo en señalar al "modelo económico" y a la Constitución como responsables de lo sucedido es convertirse en tontos útiles o cómplices del terrorismo comunista y peor aún pensar que hay una salida tranzando con el terrorismo y sus círculos financieros.
Con delincuentes ni con terroristas se dialoga. Solo cabe el uso de la fuerza consagrada en la Constitución Política hasta acabar con el último de ellos.
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